jueves, 6 de abril de 2017

La naturaleza contra el hombre blanco

 En el año 1854, el para ese entonces actual presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce "el Gran Jefe de Washington" le hizo una ultima oferta a los indígenas para comprarles sus tierras. Esta oferta fue un ultimátum antes de lanzar un exterminio.

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"Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo."

 En el principio de la respuesta del Jefe de Seattle, el menciona esta frase, en la cual destaque el aprecio y valor que le tuvieron estos hombres a su lugar y a su gente. 

"Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia."

 A su vez, no solo adquieren al humano como miembro de su pueblo, sino que consideran a absolutamente todo ser vivo parte de su familia sagrada.

"Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita."

 Acá se puede ver como también el indígena separa al hombre "civilizado" de sus creencias, ya que al hombre blanco no le importa en lo mas mínimo su tierra, el solo quiere expandirse y conquistar cuantas mas tierras posible, ya que le importa el poder y el dinero.